Me
resulta bastante complicado escribir sobre esta gran mujer ya que en
internet poco se sabe, y en cuanto a libros aún estoy esperando la
traducción de la biografía recién publicada; escrita por Franny
Moyle. Me estoy refiriendo a Constance Mary Llyod (1859-1898), más
conocida por su apellido de casada, Wilde; efectivamente la mujer del
dramaturgo Óscar Wilde. Hubo un primer intento
de llegar al fondo de la personalidad de Constance, mediante una
entrevista de Jerome K. Jerome para la revista To-Day. Recalco la
palabra intento porque en realidad no se consiguió tal.
A
día de hoy se conocen muchas de las actividades que Constance
realizó a la sombra de un genio como era su marido, así resumimos
algunas: le gustaba el espiritismo y el arte; la religión (como
para no en aquella época xD) y la literatura (mira! Algo en común
con su marido); tocaba el piano, pintaba al óleo, fue una fotógrafa
conocedora de las técnicas de ésta, hablaba francés y leía el
italiano. Franca defensora del feminismo (como su marido), escribió
cuentos para niños (reunidos en un solo volumen), cultivó el
periodismo, implicada en diversas actividades políticas (muy extraño
para la época y para ser una mujer) y además pionera en la lucha
por la creación de clubes sociales única y exclusivamente para
mujeres. Debo recalcar que es un gran curriculum para ser una mujer
de finales del siglo XIX. Pero aún así compartía una cosa más con
su marido, era rara; y por rara me refiero a que por ejemplo era una
fiel defensora del “Vestido
Racional”,
con lo que demostraba a la sociedad su rebeldía e inconformidad.
Además de ésto, la señora Wilde ingresó en la Orden Hermética
del Alba Dorada
(Orden Hermética del Alba Dorada,
otro
de sus integrantes más famosos es el célebre escritor de “Drácula”,
Bram Stocker).
A
pesar de todos estos hechos y las grandes proezas que esta mujer
pudo realizar a lo largo de su corta vida, su historia está marcada
por su unión con el Señor Wilde y los escándalos que luego
acarrearon su vida. Comencemos por el principio de los tiempos.
Constance y Óscar se conocieron en 1879 en una fiesta, se casaron 5
años después cuando el irlandés ya había conquistado al pueblo
londinense y la muchacha había sucumbido al talento del escritor.
Ella de pelo castaño, ojos violetas y rostro perrafaelista envuelta
en un amor loco decía encontrarse enamorada y feliz, aunque su
hermano Otho discernía en sus opiniones ya que consideraba que Wilde
no estaba enamorado de ella. La boda se convirtió en un gran
espectáculo. Pero pronto,
Constance empezaría a ver la misma sombra en los ojos de su marido
que su hermano había observado antes. El matrimonio agobiaba al
autor. Buscando su lugar se dio de bruces con los bajos fondos de
Oxford, prostitutas y los antros más peligrosos eran ahora la
fascinación del escritor.
La
verdad es que queda bastante claro el hecho de que en un principio
Wilde se sentía sexualmente atraído por su mujer, aunque sólo sea
por el hecho de que la mujer concibió los que después serían sus
dos hijos, Cyril y Vyvyan (les gustaba la “y” fijo xD). Sin
embargo fue a raíz del segundo parto cuando el escritor comenzó a
alejarse de su familia, sobre todo por dos grandes motivos: uno era
que no hubiera sido niña y segundo la deformación que los dos
partos asedió
a la mujer hicieron que Wilde perdiera interés por ella. Como ya
comenté antes fueron muchas las cartas que la mujer escribió
comentando su desolada tragedia
con su marido; sobre todo a raíz del humillante juicio por ejercer
la homosexualidad. El silencio con el que tenía que soportarlo. La
devastadora situación le hizo tener que ocultar a sus hijos. Aunque
pensando un poco y poniéndonos en su lugar, quizás lo peor de todo
eso no fuera el juicio, ni la cárcel ni nada así, si no el hecho de
aceptar que ella nunca había sido el amor verdadero de su marido,
sino lord Alfred Douglas, un muchacho de aspecto frágil y rubio
(alias Bosie).
Se
sabe además que Bosie era la antítesis de Constance ya que era
egoísta, hedonista, ambicioso, etc. (se puede leer más sobre Bosie
en su novela “De profundis” un
texto inquietante en el que relata los errores de su vida). La
persecución por la ciudad de los amantes de Wilde y de éste mismo
fueron diabólicas. Todo el tema fue llevado a los tribunales por
Wilde, acusando al padre de su amante por difamación (había sido su
amante quien le había aconsejado que lo hiciera, craso error...
/facepalm). A pesar de sus múltiples y diversos intentos por
deshacerse de los cargos que lo “tachaban” de homosexual, se dio
cuenta de que sus posibilidades de ganar el juicio eran nulas, así
que retiró los cargos, esa misma noche era encarcelado. A pesar de
la humillación por todo el proceso, su actitud resaltaba por la
grandeza de su alma y la entereza de su carácter “No es
prudente mostrar el corazón al mundo”. Para
su desgracia el juez que lo condenó era la viva imagen de los
valores de la sociedad de la época y ésta era su opinión acerca
del delito de Wilde: “Tan abominable que es menester
ejercer la más rigurosa contención al describirlo, pues habría que
utilizar un lenguaje al que prefiero no recurrir”
y “es el peor caso que he tenido que juzgar nunca”.
A
pesar de toda esta tortura, sobre todo psicológica, Constance
perdonó a su marido (aunque nunca llegó a entenderlo). Él le
escribió una carta a ella desde la cárcel (la única que le dejaron
mandar) para pedirle perdón. Cuando éste salió de la Reading (la
cárcel) no volvió a verse con su mujer (creo que con Bosie tampoco
pero los comentarios son diversos) y a pesar de ella estar totalmente
alejada de él cuando leyó un ejemplar de “Balada de la
cárcel de Reading”, parándose
sobre todo en la frase “He amado demasiado y eso es mejor
que odiar”fue este el comentario que
Constance hizo sobre ello “En abstracto, eso es cierto,
pero el amor de que habla es antinatural, una forma de locura peor
que el odio. No le guardo rencor, pero me da miedo”.
Después
de todo este ajetreo la mujer de Wilde murió de forma absurda a
manos de un ginecólogo inepto. En la tumba no constaba el apellido
de Wilde, ya que durante los juicios ella prefirió cambiárselo para
poder evitar un poco todo aquello a sus hijos. Cuando Wilde visitó
la tumba de su esposa muerta comprendió perfectamente que su
apellido no figurase, comentaba que para entonces era absurdo
lamentarse de todo lo ocurrido “nada
hubiera podido ser de otro modo”.
Aún así, alguien en 1967 añadió en la tumba “Constance:
esposa de Óscar Wilde”.
Querría
añadir como anécdota que una vez cuando
Wilde estaba advirtiendo a sus hijos sobre los niños traviesos que
hacían llorar a sus madres, los hijos de Wilde le preguntaron a su
padre que les sucedía a los padres ausentes que hacían llorar a sus
madres. Curioso cuanto menos xD.
Recalcando con lo que
comenzaba esta entrada, son muy pocos los detalles que se conocen
sobre esta mujer y todos los detalles sobre su tormentosa vida. Aún
así he querido acercaros un poco a ella y a todo lo que se
desconocía hasta ahora. No pretendo ser una pequeña wikipedia, si
no simplemente contar una historia de la mejor forma posible y
entretener aludiendo a un episodio de la historia. A veces nos resulta
complicado comprender los actos de personas del pasado, no tenéis
que comprenderlo, simplemente aceptarlo, ya que era otro momento, con
otra sociedad y otra forma totalmente distinta de pensar. Espero que
os guste.
Me gustó mucho.Gracias.CNK
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario y por pasarte!! ^^
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